Exposición en la casa museo “Antonio Campillo” de Ceutí

Ternura y sensibilidad en los dibujos de Mariano Ballester y Antonio Campillo

Una gran ternura y una espontánea sensibilidad por la vida son dos de las características más apreciables en la exposición de dibujos del pintor Mariano Ballester y del escultor Antonio Campillo que se exhibe en casa museo que este último autor tiene en Ceutí hasta el 21 de febrero.

Con el título “Dos maestros del dibujo”, la muestra consta de cincuenta dibujos, todos inéditos, treinta de ellos de Antonio Campillo y otros veinte de Mariano Ballester, procedentes de una colección particular prestada temporalmente a la casa museo de Ceutí.

En los trabajos de ambos predominan los desnudos de mujer, estudios, primeras impresiones y escenas abocetadas al carboncillo que, con respecto a Antonio Campillo, remiten a sus esculturas, figuras femeninas de pletórica constitución pedaleando incansables y arrullando a niños en entrañables abrazos maternales.

Obras del escultor murciano durante sus últimos días se muestra también en la exposición, todas ellas con una apreciable característica del autor por captar la impresión de la vida, la psique del gesto humano, sencillo y profundo, como él siempre la plasmó, hasta llegar a un apreciable y lógico cansancio.

Antonio Campillo fue nombrado “Hijo adoptivo de Ceutí” y se le impuso el “Escudo de oro” del Ayuntamiento de esta localidad en marzo de 2003. La donación de una ingente obra escultórica, de dibujos y de pinturas de su colección particular integran los fondos de la casa museo que lleva su nombre.

Los dibujos de Antonio Ballester son asimismo estudios a lápiz y tinta, patente en algunos de ellos el proceso que siguió el autor cuando captó del natural sus conocidas escenas costumbristas, sus viajes, su entorno más cercano, repasadas después con el grueso trazo negro del pincel. Los hay, además, que describen la memoria del pintor: ágiles y espontáneos trazos con la precisión de gran maestro.

Destacan entre ellas las escenas familiares y cotidianas, las que vivió el propio autor en su misma casa, con su mujer y su hijo, bosquejos que ultimó en identificable obra posterior, además de otras con reiteradas interpretaciones de su mundo más cercano y querido.

Hay también trabajos para la antología de este pintor, entre ellos el boceto del mural de cerámica que Mariano Ballester realizó para la sede en Murcia de la empresa alemana BASF.

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