Discurso de Ramón Luis Valcárcel en el Acto Institucional del Día de la Región

Ceutí, 9 de junio de 2008

Excelentísimo Señor Presidente de la Asamblea Regional,

Señor Delegado del Gobierno,

Señor Alcalde de Ceutí,

Excelentísimas e Ilustrísimas Autoridades,

Señoras y Señores.

No cabe la menor duda de que hoy es un día emotivo. Por lo que celebramos, por lo que representa, y por lo que atestigua, en forma de reconocimiento colectivo.

Una cita puntual en nuestro calendario que, sin embargo, no tiene vocación alguna de convertirse en simple tradición. No estamos aquí por tradición, sino por compromiso.

Compromiso con una Región, la de Murcia, cuyo elemento más definitorio no es geográfico, ni paisajístico, ni político ni administrativo, sino humano.

Estamos aquí, por tanto, para reivindicar el esfuerzo de un millón cuatrocientas mil personas que, diariamente, sostienen el pulso de una sociedad que no conoce la palabra resignación, ni desaliento.

Una sociedad que se levanta decidida a mejorar cada día un poco más y que lo hace desde unos principios claros e irrenunciables, en los que conceptos como solidaridad, generosidad, dedicación, honradez, honestidad, justicia, igualdad de oportunidades o integración, forman la base de nuestro modelo de convivencia.

No conocemos un acervo distinto, ni estamos dispuestos a una semántica diferente, porque convivir no es cohabitar.

La cohabitación no es más que un simple ejercicio pasivo de tolerancia. La convivencia, en cambio, exige esfuerzo diario, requiere mirar al otro y hacer propias sus necesidades, para convertirlas en proyecto común, en inquietud compartida. La convivencia es integradora, constructiva. La convivencia, en suma, es mucho más exigente, porque preserva valores esenciales, porque no precisa autoafirmarse a costa de nadie, porque no excluye, ni margina. Porque en ella no caben ciudadanos de primera y de segunda.

Porque mira indefectiblemente hacia el futuro, tal y como expresara en su obra “El hombre mediocre”, el filósofo italo-argentino José Ingenieros, para quien:

“Los hombres y los pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van”.

Y esto, precisamente, queridos amigos, es lo que festejamos hoy. La ilusión de un pueblo, de una Región, de sus gentes, que saben, exactamente, lo que son, y adónde van.

Entender nuestro Estatuto de Autonomía de otra forma sería un error. Un Estatuto no es sino un instrumento, una herramienta que nos permite trabajar, codo con codo, todos juntos, en la dirección adecuada. No es un fin en sí mismo, como tampoco lo es la política, como tampoco lo son las instituciones.

Creo, con sinceridad, que si de algo podemos presumir, de forma colectiva, es, precisamente, de no haber perdido esa visión, y ahí tenemos una de nuestras mejores señas de identidad.

Sabemos también, como decía Jacinto Benavente, que una cosa es continuar la historia y otra repetirla. Pero podríamos añadir que el mejor antídoto para no repetir la historia es no caer en la tentación de reinventarla.

Por eso es bueno recordar que fue también un 9 de junio, de 1976, cuando se promulgó la Ley de Asociaciones que legalizó la creación de Partidos Políticos en España. Y que poco después, hace ahora 30 años, de manera consensuada, se estaban pactando los pilares que habrían de llevarse a la consideración de todos los españoles, en forma de referéndum de aprobación de la vigente Constitución Española, que fue ratificada con un 87% de los votos emitidos.

Las primeras frases de su preámbulo, es decir, lo primero que los padres de la Constitución escriben en la misma y lo primero que entre todos aprobamos, dice que:

“La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo”:

Nuestra Constitución empieza, pues, hablando de ideales, y en su artículo uno, en su primer artículo, además, propugna que la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político son “valores superiores del ordenamiento jurídico”, es decir, que ninguna ley puede quebrar estos principios, ni atacarlos, ni menoscabarlos, sencillamente, porque son los que sustentan y garantizan un modelo de convivencia basado en un orden económico y social justo.

Hoy, que conmemoramos los 26 años de nuestro Estatuto de Autonomía, es una ocasión magnífica para proclamar, precisamente, la validez, la vigencia y la defensa necesaria de nuestra Constitución, y denunciar y combatir cívica, pero enérgicamente, las actitudes, los comportamientos, las soflamas que alientan enfrentamientos y visiones disgregadoras del Estado, transmutando autonomía por independencia, y olvidándose de la necesaria cohesión y vertebración territorial, cual si se tratara del Estado de las Autarquías, en el que cada cual debe velar por sus propios intereses, olvidándose del de al lado.

Hace ya años que superamos en economía el postulado de Adam Smith, que propugnaba que “La sociedad se beneficia con la suma de los egoísmos y beneficios individuales”. Sabemos que no es así. Sabemos que hacen falta mecanismos correctores, porque ese tipo de sociedad hace más fuertes a los fuertes, y deja fuera del sistema a los más desfavorecidos.

En cambio, curiosamente, desde algunas instancias parece que se quisiera alimentar este mensaje, aplicado a cuestiones como la política fiscal y financiera, o la patrimonialización excluyente de recursos que son, en cambio, bienes de Estado.

Adam Smith no cabe en la Constitución Española. Por tanto, España no se puede construir a base de la suma de 17 intereses particulares, y quien lo crea así es un necio, un ciego, o un imprudente.

Por eso es bueno preservar, por ejemplo, las virtudes del actual Sistema de Financiación Autonómica, que se ha revelado como un valiosísimo instrumento de nivelación y cohesión territorial.

Desde el Gobierno de la Región de Murcia nos reafirmamos en el espíritu del sistema, la solidaridad, esencia pura de nuestro Estado de Derecho, y en los indicadores que dan forma a su arquitectura distributiva, y que permiten dosificar los recursos en virtud de las necesidades de los ciudadanos, que son quienes tributan y disfrutan de los servicios. Por eso rechazamos la España de los territorios y reivindicamos con fuerza la España de los ciudadanos libres e iguales. La España de todos en donde todos caben, la esencia pura de España.

¡Qué le vamos a hacer! Han elegido ustedes un presidente al que la idea de España le es consustancial a su propio ser, como así creo le ocurre al conjunto de la Región de Murcia y quienes en ella se significan, de un modo especial, dentro de los más diversos ámbitos profesionales.

Personas e instituciones a las que brindamos hoy nuestro reconocimiento en forma de cuatro Medallas de Oro y tres Diplomas de Servicios Distinguidos.

Galardones concedidos, en el caso de las Medallas, a Don Antonio Pérez Crespo, Don Asensio Sáez García y Don Manuel Muñoz Barberán, en ambos casos a título póstumo, así como al Hospital Universitario ‘Virgen de la Arrixaca’, mientras que los Diplomas han sido otorgados al Real Murcia Club de Fútbol en el año de su centenario, al Colegio Oficial de Ingenieros Industriales y al Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales.

Es de justicia que valoremos y reconozcamos como corresponde el trabajo realizado en pro de la Región de Murcia por parte de las personas e instituciones citadas, como también resulta muy provechoso el ejemplo que nos han ofrecido a través de su quehacer diario.

En Antonio Pérez Crespo se premia no sólo a quien, entre 1978 y 1979, ocupó el cargo de primer presidente del Consejo Regional, organismo predecesor del actual Gobierno autonómico, sino, sobre todo, a un político de raza cuya amplitud de miras, espíritu integrador y talante moderado, tanto hizo porque la concordia presidiera la puesta en marcha de las instituciones autonómicas en la Región de Murcia.

También se reconoce al periodista y al intelectual, autor de una ingente obra literaria en la que, con tanto acierto, evoca nuestras costumbres, el origen y la esencia de nuestra forma de ser como murcianos, en su condición de Cronista Oficial de la Región de Murcia.

Una labor cultural que tiene muchos puntos de coincidencia con la desarrollada por el recordado Asensio Sáez García, figura clave en la creación y difusión del Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión, su localidad de nacimiento, y que tanto inspiró asimismo sus crónicas literarias. También poeta, pintor y miembro de la Academia Alfonso X el Sabio, su muerte deja un inmenso vacío en la cultura regional.

Idénticos calificativos cabría aplicar al tristemente desaparecido Manuel Muñoz Barberán, pintor de gusto y técnica exquisitos. Un creador polifacético que tanto buen nombre ha dado a la Región a través de sus cuadros, autor asimismo de una apreciable obra escrita, y también miembro de la Academia Alfonso X el Sabio y de la de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca, de la que fue uno de sus fundadores.

En sus pinturas, Muñoz Barberán, todo un estudiosos de los clásicos, abordaba con la misma brillantez desde los paisajes de su Lorca natal y del resto de la Región hasta escenas costumbristas y retratos; lienzos a los que se suman sus conocidos murales de temática civil y religiosa. Manuel Muñoz Barberán se definía más como “un escritor que pinta” que como “un pintor que escribe”. Tan cierto es como que su desaparición deja un hueco en el mundo artístico y literario murciano muy difícil de cubrir.

La cuarta y última Medalla de Oro ha recaído en el Hospital Universitario ‘Virgen de la Arrixaca’, centro que, desde su apertura en 1975 presta servicio a numerosos ciudadanos de nuestra Región y que ya es toda una referencia a nivel nacional e internacional en materias que requieren una máxima especialización, como los trasplantes, además de constituir unas instalaciones de lo más idóneas para la formación docente de nuestros estudiantes de Medicina.

Una medalla que, en justicia, corresponde de forma compartida a los cientos de profesionales que, en todos estos años, han dado, y siguen dando, lo mejor de sí mismos, cada cual desde el ámbito de responsabilidades que tiene encomendado.

En el año de su centenario, el Real Murcia Club de Fútbol ha visto premiada su longeva trayectoria, siendo uno de los principales estandartes deportivos de nuestra Región, con el Diploma de Servicios Distinguidos. Si bien la temporada no ha podido saldarse finalmente, con la permanencia del equipo en Primera División, el club ‘grana’ cuenta con el masivo respaldo de su afición y de las instituciones oficiales para protagonizar la próxima campaña su ansiado retorno junto a los grandes equipos de la Liga española, entre los que siempre estará por historia y por derecho propio.

Los otros dos Diplomas han sido otorgados al Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Región de Murcia y al Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de la Región de Murcia, sendas instituciones que, durante décadas, han sido las garantes del prestigio y la eficiencia con los que sus respectivos sectores profesionales han desempeñado sus actividades laborales en tierras murcianas.

Ingenieros industriales e ingenieros técnicos industriales que prestan una relevante contribución a la sociedad regional en prácticamente cualquier ámbito productivo, y cuyas actuaciones, esenciales para el crecimiento económico experimentado por nuestra Región en los últimos años, se traducen en un mayor progreso y en la mejora de las condiciones de vida de sus ciudadanos. Y es en el seno de sus respectivos Colegios donde estos profesionales encuentran, a la vez, instrumentos para su formación, búsqueda de empleo, labores de asesoría e incluso su participación en actividades de índole cultural o deportiva.

Vaya, por tanto, mi felicitación y la expresión de agradecimiento de la Región de Murcia, a todas y cada una de las personas y entidades premiadas, con un especial recuerdo hacia los hoy ausentes quienes, en cambio, nos han legado para siempre, lo mejor de sí mismos a partir de la inmortalidad de sus obras. Para ellos, nuestro recuerdo agradecido y para sus familias nuestro profundo cariño.

Quiero hacer constar, también, nuestro agradecimiento a esta magnífica localidad, enclavada en el corazón de la vega media del Segura, que hoy nos acoge de manera tan espléndida. Un agradecimiento que quiero personalizar en Pascual Lorente, un magnífico alcalde que ha sabido, desde el primer momento, tomar el pulso a las necesidades de Ceutí y empeñar lo mejor de sí mismo en la noble tarea de servir, honrada y diligentemente, a sus ciudadanos.

Y a todos ustedes, los que se encuentran aquí, representantes de la sociedad murciana en su conjunto, junto a mi agradecimiento por su participación en este acto institucional, debo pedirles que sigan, como hasta ahora, dibujando con su esfuerzo un escenario de prosperidad y crecimiento económico y social de esta Región, la nuestra, que lo es no en sentido posesivo, sino emotivo, buscando siempre lo que nos une, y haciendo de ello elemento de cohesión.

Un escenario que, pese a las incertidumbres del momento, cada vez está integrado por más elementos que nos permiten confiar sin titubeos en el futuro.

Entre ellos, sin duda, hoy hay que destacar una infraestructura de tanta relevancia y por la que llevamos trabajando tanto tiempo, como el nuevo aeropuerto internacional, cuya autorización definitiva debemos considerar, sin duda, una magnífica noticia.

Decía el escritor londinense Charles Platt que si algo nos enseñó el siglo XX, es a ser cautos con la palabra ‘imposible’.

Les invito, por tanto, a seguir siendo extremadamente cautos, porque no hay meta que no sea alcanzable, si somos capaces, entre todos, de dar los pasos necesarios para conseguirlas. Y los murcianos estamos en el empeño, ilusionados con el futuro y comprometidos con el presente.

Muchas gracias.

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